No more carrots: this video talks about relationships and the game of power. It could also talk about the relationship with political or institutional power. The carrots simbolize the things we are forced to swallow and accept, even if we don’t want.
No more carrots: this video talks about relationships and the game of power. It could also talk about the relationship with political or institutional power. The carrots simbolize the things we are forced to swallow and accept, even if we don’t want.
An elegant combination of rich, provocative imagery and economical design. Just as the movement in the film evokes ideas of things unforming as you reach out to grasp them so the concept of the work remains mobile, moving and elusive. The work draws us into the relationship between the surfaces of the site and the skin of the dancer through its close photography and intense use of diegetic sound. The dancer moves in restless circles always at the point of becoming submerged until the final image, which offers us a shift, an exit and a potential point of emergence.
An elegant combination of rich, provocative imagery and economical design. Just as the movement in the film evokes ideas of things unforming as you reach out to grasp them so the concept of the work remains mobile, moving and elusive. The work draws us into the relationship between the surfaces of the site and the skin of the dancer through its close photography and intense use of diegetic sound. The dancer moves in restless circles always at the point of becoming submerged until the final image, which offers us a shift, an exit and a potential point of emergence.
Hexe is a rain of silenced, repressed voices, stored in some part of the body, perhaps the one that hurts the most. Hexe is a channel to give voice to that which has never been said, to the taboo, to that which one does not even know exists. It is not about a simple confession but about letting the insides speak, rewriting one’s biography from the pulse of the most resounding freedom, repositioning, resituating the pain of so many devastated female voices, giving voice to those bodiespain that bonfires. They became extinct, returning color to the paleness of those ash-bodies. Truths like a fist swallowed up by a rigid, patriarchal and dominant society.
Hexe is a rain of silenced, repressed voices, stored in some part of the body, perhaps the one that hurts the most. Hexe is a channel to give voice to that which has never been said, to the taboo, to that which one does not even know exists. It is not about a simple confession but about letting the insides speak, rewriting one’s biography from the pulse of the most resounding freedom, repositioning, resituating the pain of so many devastated female voices, giving voice to those bodiespain that bonfires. They became extinct, returning color to the paleness of those ash-bodies. Truths like a fist swallowed up by a rigid, patriarchal and dominant society.
The mound as a refuge, the salt as purification and the white as a witness to that which dies forever.
The mound as a refuge, the salt as purification and the white as a witness to that which dies forever.
A woman and the red; Witnesses of the white, the salt, the desert as a metaphor of an intact inner space. The South as a shelter of the soul. As a starting point in which the accessory fades to give place to the new, the unpredictable, creative processes in crisis, vital processes that touch the rough texture of salt and sand.
Direction and author: Concha Vidal
A woman and the red; Witnesses of the white, the salt, the desert as a metaphor of an intact inner space. The South as a shelter of the soul. As a starting point in which the accessory fades to give place to the new, the unpredictable, creative processes in crisis, vital processes that touch the rough texture of salt and sand.
Direction and author: Concha Vidal
Duration: 5′ 13″
Direction and performer: Concha Vidal
Camera: Cristina Monge
Edition: Cristina Monge and Concha Vidal
Duration: 5′ 13″
Direction and performer: Concha Vidal
Camera: Cristina Monge
Edition: Cristina Monge and Concha Vidal
Obra audiovisual entre el videoarte y el documental que rescata, desde la mirada poética de una mujer, las profesiones que se están perdiendo en la España vaciada, en concreto la Serranía de Cuenca. Se trata de una pieza ecofeminista no narrativa que sumerge al espectador en un espacio onírico en el que todo es posible; desde la voz tímida de un resinero hasta la voz exigua de un pastor trashumante. Todo ello pasado por el filtro de la voz de una mujer que va trenzando una letanía a lo largo del vídeo. Una oración de infinito agradecimiento a la naturaleza. Una redención en toda regla. Una mujer como testigo de apariciones casi fantasmagóricas que emergen de una naturaleza opulenta y frondosa. En la pieza se establece una clara analogía a modo de metáfora entre las heridas que la sociedad patriarcal y capitalista está ejerciendo contra la mujer y las que estamos también ejerciendo en contra de la naturaleza. La resina como sangre, las heridas en los pinos resineros. Todas ellas agolpadas en el pecho de una mujer. Pero lo más importante es reflejar qué tipo de huella ha dejado en mí cuerpo, mi experiencia como habitante de la Serranía de Cuenca, de su naturaleza y de sus gentes. El espacio sonoro de Prayland es una oración, una letanía, un pedir perdón. Un acto de humildad que agacha la cabeza hasta hundirla en la tierra. Prayland es un retorno a los infinitos detalles que nos regala la naturaleza, una invitación a dirigir la mirada hacia aquello que no vemos, pero que nos da la vida: hacia la mirada cansada del jabalí, hacia esa cabra en llamas.
Obra audiovisual entre el videoarte y el documental que rescata, desde la mirada poética de una mujer, las profesiones que se están perdiendo en la España vaciada, en concreto la Serranía de Cuenca. Se trata de una pieza ecofeminista no narrativa que sumerge al espectador en un espacio onírico en el que todo es posible; desde la voz tímida de un resinero hasta la voz exigua de un pastor trashumante. Todo ello pasado por el filtro de la voz de una mujer que va trenzando una letanía a lo largo del vídeo. Una oración de infinito agradecimiento a la naturaleza. Una redención en toda regla. Una mujer como testigo de apariciones casi fantasmagóricas que emergen de una naturaleza opulenta y frondosa. En la pieza se establece una clara analogía a modo de metáfora entre las heridas que la sociedad patriarcal y capitalista está ejerciendo contra la mujer y las que estamos también ejerciendo en contra de la naturaleza. La resina como sangre, las heridas en los pinos resineros. Todas ellas agolpadas en el pecho de una mujer. Pero lo más importante es reflejar qué tipo de huella ha dejado en mí cuerpo, mi experiencia como habitante de la Serranía de Cuenca, de su naturaleza y de sus gentes. El espacio sonoro de Prayland es una oración, una letanía, un pedir perdón. Un acto de humildad que agacha la cabeza hasta hundirla en la tierra. Prayland es un retorno a los infinitos detalles que nos regala la naturaleza, una invitación a dirigir la mirada hacia aquello que no vemos, pero que nos da la vida: hacia la mirada cansada del jabalí, hacia esa cabra en llamas.